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La Izquierda Boba y Sifrina

por Luis DE LION | Webarticulista.net

Lunes, 27 junio 2005 | El actual debate en cuanto al llamado socialismo del siglo XXI o las dos izquierdas, como se le quiera llamar, está ocupando un excesivo e innecesario espacio en el debate público venezolano. Discusión por cierto iniciada por Chávez quien sigue dictando la agenda de debates, teledirigido por el Big Brother Fidel Castro, quien sugirió pasar de lo bolivariano a lo socialista.

Vista la manera como desde La Habana se está fabricando nuestra opinión, no cabe duda que Fidel Castro es un gran lector de Augusto Comte. En consecuencia, ante ésta nueva moda socialista, que recorre a América Latina desde La Habana hasta Buenos Aires, un grupo de lo que queda de socialistas venezolanos, mas mediáticos que políticos, se creyó ungido con la misión divina de llenar un vacío, sin darse cuenta que su rol es apenas complementario.

Desde finales de los 90, el llamado socialismo vernáculo viene dando tumbos; primero coqueteó con Irene Sáez, luego se empató con Hugo Chávez y terminó viviendo su peor es nada con Arias Cárdenas, hecho éste último fácilmente comprobable y patéticamente revelador de la descomposición de la izquierda venezolana, por cuanto el año pasado al decano de los voceros de la tristemente célebre Coordinadora Democrática, la guarimba lo sorprendió militando en el partido del ciclotímico golpista.

¿Cuantas veces se tropieza con la misma piedra en una vida?

Lanzados a fondo en su rol complementario, la nueva clase socialista vernácula, con el mismo cuerpo cardenalicio de siempre, sin mayores detalles ni explicaciones se autodefine; como buena, progresista y evidentemente democrática. Sin embargo, ésta izquierda laica, a falta de ideas y de políticos nuevos, dispone de toda una pléiade de pseudo intelectuales, los cuales desde sus respectivas burbujas, se autoerigen como directores de opinión; y –entre otros temas- juzgan al unísono y de manera favorable todos los libros recientemente escritos por esa camada de autores socialistas criollos, todos best-sellers de nacimiento.

De estilo quedado en la nota, calichoso, barroco y farandulero, muchos se creen prospectivistas políticos, pero en el fondo no son más que biógrafos de Hugo Chávez. Al tiempo que, desde sus respectivas tribunas semanales, actúan cual francotiradores de opinión y todo el que haya sido o parecido adeco o copeyano, es mecánica e inmediatamente desvalorizado y deslegitimizado.

Así se conforma, ésta izquierda sifrina, que buscando desesperadamente deslastrarse del socialismo bolivariano, se vuelve sectaria, elitesca y maniquea. Sectaria cuando fusila a todo el que se salga del carril; elitesca por cuanto se autocitan y se mutualizan en la escritura de los prólogos de sus respectivos libros, se entrevistan entre ellos mismos y se prohíben leer los libros y los artículos de Alberto Garrido, ese chusma intelectual, tapa amarilla y apocalíptico; y maniquea por su autoimpuesta misión de ordenamiento entre la izquierda buena y la mala.

En materia exterior, nuestra izquierda burguesa, el día que dejó de leer Le Monde Diplomatique, sin que mediara una cura de desintoxicación, pasó a leer los libros del erudito Michael Moore, y porfian creyendo que el New York Times y Le Monde siguen siendo referencias periodísticas. En consecuencia, la idea que se hacen del nuevo desorden mundial, es tan superficial que los lleva a comparar a Bush con el camarada Fidel y cuando se trata de observar la situación en Irak, hablan de la “resistencia” iraquí, una visión tan romántica como falsa, de la realidad del martirizado pueblo iraquí, término por cierto que ni los presentadores de la “objetiva” cadena Al Jazeera, utilizan cuando se refieren a los terroristas que a diario actúan en Irak.

En asuntos económicos, la comodidad los llevó al extremo de sub-arrendar la idea esa de que el neoliberalismo genera corrupción, al tiempo que frena todo crecimiento económico, mientras degrada las instituciones. En fin, el liberalismo es la madre de todas las desigualdades.

Siguen pendiente muchos otros tópicos, pero por lo pronto en enfermedades como la misoginia, même combat entre las dos izquierdas y de ello pueden dar fe tanto Condoleeza Rice, como María Corina Machado.

El ombliguismo parece ser el leitmotiv de la llamada izquierda buena, que cree saber hacia donde va, pero olvida por completo de donde viene; en cambio la llamada izquierda mala, es decir el autoritarismo chavista, mas pragmático que bohemio, sigue aprobando leyes cual maquina de fabricar churros.

En concreto, ambas izquierdas en sus respectivos delirios populistas y burgueses, le están dando la espalda a la realidad y a las necesidades de todos los venezolanos. Lamentablemente, el espíritu destructivo de unos y la frivolidad de los otros, constituyen un lamentable contraste en la Venezuela de hoy, que sigue batiendo records de desempleo, mientras el Tascón apartheid sigue campante, Pdvsa es saqueada en directo, la militarización es un todo, el sistema educativo vive sus últimas horas antes de darle paso a un programa de adoctrinamiento, el Código Penal es tan tropical como imprevisible, el BCV pasa a ser el Banco Central de Miraflores, la Fiscalía es todo un poema y para usted de contar las calamidades.



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